martes, 21 de diciembre de 2021

IO SATURNALIA!

 

Las Saturnales eran unas fiestas en honor al dios Saturno, pero se ha de tener en cuenta que coincidía con el solsticio de invierno y con el final de las cosechas. Inicialmente, se celebraban el 17 de diciembre (a.d.XVI Kal. Ian. NP), pero con el emperador Domiciano se prolongaron durante una semana, hasta el día 23. Los habitantes de Roma realizaban un sacrificio en el Templo de Saturno, que se levantaba en el Foro de Roma, liberaban la estatua del dios de una cita de lana que lo ceñía durante el resto del año y que, simbólicamente, lo retenía en la ciudad y le impedía abandonarla.


Estas eran las fiestas más esperadas por los romanos: para Catulo era el mejor de los días: Saturnalibus, optimo dierum! (XIV.15); por su parte, Séneca, como buen estoico, se quejaba de que la ciudad en esos largos días, se entregaba al desenfreno: December est mensis; cum maxime civitas sudat. Ius luxuriae publicae datum est. Ingenti apparatu sonant omnia, tamquam quicquam inter Saturnalia intersit et dies rerum agendarum. Adeo nihil interest, ut non videatur mihi errasse, qui dixit olim mensem Decembrem fuisse, nunc annum. (Ep. XVIII.3); mientras que Plinio el Joven, tal vez por dárselas de intelectual recalcitrante, escribe en sus cartas que, mientras el resto de los invitados celebraban estas fiestas, él se retiraba a su habitación: In hanc ego diaetam cum me recepi, abesse mihi etiam a villa mea videor, magnamque eius voluptatem praecipue Saturnalibus capio, cum reliqua pars tecti licentia dierum festisque clamoribus personat; nam nec ipse meorum lusibus nec illi studiis meis obstrepunt (Ep. II.17.24).

Era el momento en que la ciudad se abandonaba a una alegría desmesurada, la gente visitaba a sus familiares, se celebraban banquetes, se hacían regalos, se daba vacaciones a los estudiantes, incluso se suspendían las sesiones del Senado. La gente, en procesión, encendía antorchas, mientras cantaba por las calles; se permitían los juegos de azar, hasta se realizaban sorteos de lotería; en suma, para los habitantes de Roma era una fiesta tan querida que, cuando se impuso el cristianismo, antes de perderla, la convirtieron en las fiestas de Navidad, aunque nunca alcanzaron este grado de desenfreno. Y es que, por ejemplo, también durante estas celebraciones existía la costumbre de invertir en las casas los roles sociales, de modo que los esclavos, vestidos como sus amos, asumían su papel, y estos les servían a la mesa o les criticaban sin temor a ser castigados. Esta inversión de papeles se podría acercar a lo que actualmente vemos en los Carnavales, por ejemplo.


En una feliz coincidencia temporal, el emperador Constantino, con una gran visión, pensó que lo más razonable y fácil era hacer coincidir el nacimiento de Cristo con la fiesta pagana más multitudinaria y popular del Imperio Romano, muy asentada y difícil de hacer desaparecer. De esa manera, aprovechando que el 25 de diciembre (a.d.VIII Kal. Ian. C) se celebraba la fiesta de Sol Invicto, cuando de nuevo empezaban a alargarse los días, fiesta de origen sirio, se decidió que esa sería la fecha en la que se celebraría el nacimiento de Jesús. Es decir, por sincretismo, la más importante fiesta del paganismo romano se convirtió, por decirlo de alguna manera, en la fiesta más importante del cristianismo, junto con la Semana Santa. Fue en el año 350, cuando el papa Julio I reconoció oficialmente el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad.

jueves, 13 de mayo de 2021

LA DIVISIÓN DEL TIEMPO EN LA ROMA ANTIGUA

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LA DIVISIÓN DEL TIEMPO EN LA ROMA ANTIGUA

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jueves, 4 de marzo de 2021

Iohannes Amos Comenius, Orbis sensualium pictus, cap. XVIII, XXV-XXVII, XXIX

Después de mucho tiempo, vuelvo a subir contenido en las entradas del blog. Comienzo por un documento basado en la obra de Iohannes Amos Comenius, titulada Orbis sensualium pictus. He recreado los capítulos XVIII, XXV a XXVII y XXIX que trata especialmente sobre los animales terrestres y que sirve de complemento para el capítulo X del LLPSI.